Estas viviendas cuentan con tres dormitorios, un baño y una
sala- cocina comedor y además ha
producido unos 25 empleos para trabajadores
de la construcción (herreros, albañiles, maestros de obra y ayudantes) dentro
de la misma comunidad, además de beneficiar a algunos de los mismos
trabajadores.
Beatriz Arguello, vocera del comité de contrataciones
explicó que los materiales de las viviendas se compran por medio de
licitaciones que son discutidas en asambleas de ciudadanos y ciudadanas, “vemos
cual es la (licitación) más beneficiosa para la comunidad y esa es la que
elegimos, tomamos en cuenta precio, flete, calidad de materiales,
responsabilidad de la empresa y lo que tardan en entregar y así nunca nos van a
estafar las empresas de maletín”
Por su parte, Rocío Jiménez, vocera de contraloría y
fundadora de esta comunidad comentó que este
es un proyecto que nunca imaginaron que llegaría “antes que Chávez llegara
(a la presidencia) este era un terreno abandonado que le pertenecía a la
empresa (tabacalera) Bigott, aquí lo que había era pura picadera de carro,
culebras, conchas (escondites) para malandos y, con todo y eso, cada vez que
nosotras tratábamos de tomar el terreno nos tiraban la policía, porque antes el
gobierno cuidaba solo a los ricos y nosotros nos caían a rolazo”.
Jiménez también subrayó que al terminar estas viviendas faltarían
más para poder declarar la comunidad libre de ranchos pero “sabemos que este es
un proceso que es por etapas, pero ya inicio y es gracias al presidente Chávez,
que aunque él ya no está con nosotros sigue estando aquí, cuidando a los pobres,
a los que no tenemos nada” concluyó la comunera mientras soltaba una sonrisa
fingida y los ojos daban un brillo cristalino que se limpiaba con el brazo
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